Benito Loygorri nace el 4 de septiembre de 1885 en Biarritz, Francia. Realizó los estudios de ingeniero, pero sintió desde muy joven una fuerte vocación para las cosas del aire. Esta temprana atracción por la aeronáutica hizo que en los primeros años del siglo XX realizara varias ascensiones en globo libre. En 1909 se dirigió a Francia para cursar las prácticas de pilotaje de aviones. Hizo su aprendizaje en la Escuela Voisin de Mourmelon en Reims,  volando con un biplano Henry Farman con motor Gnôme de 50 CV refrigerado por aire.

Benito Loygorri, tocado del uniforme reglamentario del “sportman” de la época – gorra de visera, medias inglesas y pantalones breaches – surcaba el cielo de Mourmelon, para tratar de conseguir el ansiado “brevet” (titulo) de mano de los jueces franceses. Llegó el anhelado día, 30 de agosto de 1910, y nuestro compatriota Loygorri recibió el título de piloto aviador nº 1 de España, expedido por la Federación Aeronáutica Internacional, que le iba a permitir exhibir el Farman que había adquirido, por los pueblos y ciudades de España.

Su primera exhibición la realiza en junio en San Sebastián, participando en el concurso organizado por el Real Aeroclub de Guipúzcoa. Competían con él los pilotos franceses Tabuteau y Garnier. La playa de Ondarreta, abarrotada de donostiarras, fue el escenario del primer triunfo de Loygorri, el vuelo más largo de la tarde, con una duración de 25 minutos.

Terminado el concurso, se dedicó a dar vuelos de bautismo, y en uno de ellos voló a su novia por aquella época, la donostiarra María Minondo, a quien bautizó de verdad, en el mar, en cuyas aguas se remojaron el piloto y acompañante, debido a que un fallo del motor no permitió al aparato planear hasta la playa. Sus Majestades los Reyes, Alfonso y Victoria Eugenia, que presenciaban el concurso, llamaron a Loygorri para felicitarlo e imponerle la Cruz de Isabel la Católica.

Durante 1910, realizó exhibiciones en 15 ciudades de España. Las exhibiciones tenían una duración aproximada de un cuarto de hora, pero las reiteradas averías le obligaban a realizar frecuentes viajes a Francia, para estudiar la manera de reparar las continuas averías que presentaba su aparato y su entusiasmo por las sucesivas innovaciones aeronáuticas que allí observaba, hizo que en cada viaje adquiriera un nuevo modelo. Así, en 1911, compró un biplano Sommer, primer aparato de construcción metálica exhibido en París y un monoplano Morane y, cuando comenzaron los hidroaviones, adquirió un Artois.

Por esta época, formó parte de una sociedad representante de la Farman, que suministró los primeros aparatos que adquirió el Ejército español, dos Henry Farman y un Maurice Farman. Al constituirse el primer aeródromo militar, el de Cuatro Vientos, realizó su primera prueba de recepción el 13 de Marzo de 1911, con un vuelo con el teniente Herrera Linares, que consistió en una vuelta a la torre de la iglesia de Alcorcón, a 200 metros de altura y a velocidad de 80 Km/h. Con uno de los aparatos Farman adquiridos, Benito Loygorri cruzó por primera vez el cielo de Madrid, al despegar del improvisado aeródromo de la Ciudad Lineal, sobrevolar la ciudad y aterrizar en Cuatro Vientos.

En septiembre de 1913 realizó el primer viaje de turismo aéreo. Salió de Peñaranda de Bracamonte en Salamanca, a bordo de su Morane de 50 cv, al anochecer y aterriza en Medina del Campo, frente al balneario. A la mañana siguiente, despega para Valladolid, para repostar y continuar el viaje a Burgos. Aterriza en Valladolid junto a la carretera, en el Campo de San Isidro, pero un vendaval le rompe el aparato mientras él va a visitar a su madre.

El principio de la guerra europea puso fin a la vida aeronáutica de Loygorri, cuando el precio y la dificultad de conseguir material le hicieron desistir de su afición y se entregó de lleno a sus actividades profesionales. En 1917, volando un avión en los Estados Unidos, se le rompió en el aire al poco de despegar, y aunque el avión quedó totalmente destruido, salvó la vida. Más tarde, en México, permaneció durante una larga temporada dedicado a volar y probar aeroplanos, dando así fin a su vida aeronáutica activa.

A pesar de que su familia estaba en Valladolid fijó su residencia en Madrid, dedicándose a las representaciones industriales aéreas, además de ejercer como Gerente de la empresa norteamericana “General Motors Peninsular” (España y Portugal). En el ámbito personal Loygorri, se casó, el 18 de octubre de 1918, en la ciudad de Calvario (Cuba) con Encarnación Salazar y Roges.

Benito Loygorri,  falleció en Madrid  el 1 de febrero de 1976.