Celestino Bayo era hijo del comandante de Artillería Pedro Bayo Guia y de Concepción Lucía Vicente. Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo el 30 de junio de 1896, siendo promovido 2º Teniente el 18 de junio de 1897 y destinado días después al Regimiento de Infantería de Cantabria nº 39, de guarnición en Pamplona. En noviembre de ese mismo año solicitó ir voluntario a Cuba, embarcando en Santander en el vapor Alfonso XIII para dirigirse a la Isla. A su llegada se incorporó al primer Batallón del Regimiento de Infantería de Tarragona número 67, con el que participó en las operaciones de Vista Hermosa, Santa Inés, Caridad de Iglesias, Cuatro Caminos y Peralejo hasta que, en septiembre, cayó enfermo y tuvo un mes de licencia. Restablecido, fue repatriado, regresando a la Península en diciembre de 1898, donde fue destinado a la Zona de Reclutamiento de Madrid número 58.
En los años de paz que siguieron a la campaña de Cuba pasó por diez destinos diferentes, a alguno de los cuales no llegó ni siguiera a incorporarse: Batallón de Cazadores de las Navas número 10 en Vitoria, Leganés (Cantón), Salamanca, Academia de Ingenieros, Batallón de Cazadores de Canarias, en Cádiz, en cuyo destino ascendió a Primer Teniente de Infantería; Regimiento de Infantería número 1 en Melilla; Barcelona en el Batallón de Cazadores conocen su actividad. En Marzo de 1907 asciende a Capitán y es destinado al Regimiento de Ceriñola número 12 de Orense.
En marzo de 1908 se le concede un año de comisión, a sus expensas, para Lyon (Francia) y Berlín (Alemania) para perfeccionar los idiomas francés y alemán. En Francia presenció toda clase de pruebas de los primeros aviones que volaban, los aeroplanos de Wright, de Vorsin, de Esnault Pelterie, de Bleriot, de Farman, de Santos-Dumont, entusiasmándose cada vez más con el estudio del vuelo mecánico que trató de dominar técnicamente. Después de presenciar en Alemania los primeros intentos de vuelo que le impresionaron profundamente, entabló amistad con el ingeniero von Schulz y se convenció de la necesidad de experimentar lo aprendido y decidió realizar unas experiencias con los recursos que pudiera reunir. En 1910, agotados sus recursos, solicitó a España sin conseguirlo. Ideó un aeroplano pero, por falta de recursos, no pudo realizarlo. Asimismo, construyó un planeador al que llamó CB número 1, con el que realizó sus primeras experiencias aéreas, con cuatro vuelos, finalizando con un accidente sin consecuencias graves.
Quiso ser aviador y se matriculó en la Escuela de Pilotos de Orleans, donde no pudo realizar ningún vuelo pero aprendió algo del montaje y reglaje de aeroplanos. En 1910, adelantándose a su tiempo publicó un libro titulado “Los Aeroplanos desde el punto de vista militar”, en el cual expresa la necesidad de estos nuevos aparatos y que sus capacidades en operaciones deberían depender del General en Jefe, como elemento estratégico.
Solicitó realizar el curso de pilotos en Cuatro Vientos y, en 1911 fue nombrado alumno del segundo Curso de Pilotos. Efectuó su primer vuelo solo el 23 de abril de 1912, colmando una de sus aspiraciones. Al día siguiente hizo otro vuelo sin incidente y, al ejecutar su tercer vuelo, una falsa maniobra le hizo caer a tierra, sin consecuencias para su persona. El 13 de mayo tuvo otro accidente pero, por fortuna, no tuvo más consecuencias que la destrucción del aeroplano.
Cuando llevaba realizados 110 vuelos, totalizando 7 horas 19 minutos, despegó el 27 de junio por la tarde, para realizar la prueba de los “ocho” en el biplano Farman número 2 y, cuando estaba a 15 metros de altura, viró a la izquierda, regresó al punto de partida y, cuando empezaba a virar a la derecha, se inició un movimiento contrario, a la izquierda, y cayó casi verticalmente a tierra. Bayo quedó sin sentido y fue trasladado al Hospital Militar de Carabanchel, donde falleció dos días más tarde.
Bayo fue la primera víctima mortal en acto de servicio de la Aviación Militar Española.
Comentarios recientes