Manuel Vázquez Sagastizábal, que había nacido en Sevilla el 17 de octubre de 1910, Realiza el servicio militar en Sevilla en 1932, sirviendo en intendencia, licenciandose como Cabo de Complemento. En febrero de 1936 se incorpora como instructor de vuelo al Aeroclub de Sevilla. Piloto civil con 102 horas de vuelo en julio de 1936 se incorpora al alzamiento militar, participó con la escuadrilla de avionetas que con las del Aero Club sevillano se formó, en las operaciones, realizando numerosos vuelos durante el verano y el otoño de aquel año, en misiones de reconocimiento y enlace, distinguiéndose siempre por su gran resistencia a la fatiga y su afán por efectuar más y más servicios.
En octubre fue nombrado alférez, y en febrero de 1937 pasó a formar parte de la 2-E-2,escuadrilla de biplanos Heinkel 51 que mandaba el capitán Salas, y con ella actuó en los frentes de Asturias. En abril había ya realizado 211 servicios de guerra, y el comandante García Morato contó con él al formar la escuadrilla de caza 1-E-3, dotada con aviones FIAT CR-32, siendo el alférez Vázquez el primer oficial provisional que voló en estas unidades.
El 1 de junio, el 2-G-3 se desplazó desde Zaragoza al aeródromo de Ávila, El día 2, mientras realizaba un servicio de vigilancia sobre la sierra de Guadarrama la pareja formada por el capitán Guerrero y el alférez Vázquez, una formación enemiga de bombarderos ligeros«Natacha», protegida por una escuadrilla de «Chatos», se presentó sobre el frente; los aviones nacionales, se empeñaron en un combate en el que el alférez Vázquez derribó dos «Natachas»y persiguió luego a un «Chato» que, aparentemente, resultó tocado.
Regresó la unidad a Zaragoza, donde el día 11, estando Vázquez de «alarma» salió contra una formación enemiga que trataba de bombardear la ciudad del Pilar, entablando combate y derribando un sesquiplano Potez 25A y un «Rata». El 16 de junio, cuando los FIAT CR-32 realizaban la protección de una formación de «Pavas» en misión de bombardeo, entablaron combate con los «Ratas» que trataban de impedirlo, derribando sobre Tardienta uno de éstos. Vázquez, que así entraba en la lista de los «Ases», tomó parte en la batalla de Brunete y en junio -ascendido ya a teniente- participando en las ofensivas de Santander y Asturias, y encontrándose al terminar el año en el frente de Teruel. En los frecuentes combates que en aquellos días se desarrollaron en el cielo de Teruel, el teniente Vázquez derribó tres aviones enemigos: un «Rata» el 28 de diciembre, al este de la plaza, un «Chato» el 6 de enero, en Villastar, y un «Rata», sobre el puerto del Escandón, el 28. Tres meses más tarde, en abril, abatió Vázquez un «Natacha» de una formación que trataba de bombardear el puerto de Vinaroz.
Tras realizar en Logroño, en julio, un curso para mando de escuadrilla, fue Manuel Vázquez habilitado para capitán, y trasladado el Grupo al frente de Extremadura, en julio derribó en aquel frente un «Katiuska» y un «Rata «. El 25 de julio, el ejército gubernamental cruzó por sorpresa el Ebro, En septiembre recibió el mando de la 1-E-3, siendo el segundo oficial provisional que mandaba una escuadrilla de caza; con ella marcharía al frente del Ebro, participando en la batalla en la que derribó seis aviones seguros, y cinco más probables. Más tarde, en el frente de Cataluña, en el sector del Segre, obtendría dos nuevas victorias.
El 12 de enero de 1939 su escuadrilla que se encontraba en el aeródromo de campaña de Escatrón, y se trasladó al frente de Córdoba, al aeródromo avanzado de Posadas, para desde allí oponerse a la ofensiva que el enemigo desarrollaba en el sector de Peñarroya, para atraer fuerzas del frente catalán, descongestionándolo.
El 23, mientras realizaba la protección lejana de una formación de bombardeo, se presentaron quince «Chatos» contra los que se dirigió la escuadrilla nacional, y en su persecución, al ver que se alejaban del frente, ordenó el regreso de sus aviones ya cortos de combustible quedando únicamente él, con su patrulla, persiguiendo a los «Chatos» que, al ver que solamente eran tres los aviones nacionales, volvieron contra ellos, trabándose un encarnizado y disparatado combate, tres aviones contra quince, seis ametralladoras contra sesenta. Alcanzado por un proyectil que le entró por la ingle y le salió por la espalda, y perdido el control del avión, el bravo capitán hubo de arrojarse con el paracaídas, cayendo en Valsequillo donde, recogido por el enemigo, fue evacuado al hospital en que falleció al día siguiente.
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